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El CNA no forma parte del Gobierno. Es una instancia de sociedad civil con personería jurídica, duración indefinida y patrimonio propio, dedicada a prevenir, disuadir y combatir la corrupción en Honduras.

 

Consejo Nacional Anticorrupción (CNA)
Colonia San Carlos, calle República de México
Tegucigalpa, Honduras
Tels: +504 2221-1181 / 2221-130

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Campañas

CNA: Fiscalía contra la Corrupción

Por: Antonio Flores Arriaza
[email protected]

La corrupción es la madre de todas las desgracias de este pueblo que se debate entre la miseria, la insalubridad, la falta de educación de calidad la que se ha quedado décadas atrás. Por tanto, la principal lucha que deberíamos abordar al atacar de frente la corrupción y a los corruptos es no darles tregua.

Para lograr tal cosa, necesitamos contar con la institucionalidad debidamente fuerte o reforzada para que sea capaz de investigar la corrupción, develarnos a los corruptos por su nombre y las redes de corrupción que han conformado demostrándonos que esta nación tiene gente muy inteligente pero que, desgraciadamente, son profundamente inmorales. Solo imaginémonos que estos individuos con sus grandes capacidades organizativas y administrativas fueran personas que se orientaran positivamente: ¿qué no podríamos lograr en este país?

En parte, el origen se encuentra en la falta de enseñanza de valores positivos en la familia y, en la negativa de los profesores, que ya no maestros, de asumir responsabilidad en la enseñanza de valores positivos. Y, lo peor, la enseñanza, a través del mal ejemplo, de valores negativos: el ausentismo, la indiferencia, la falta de compromiso, la falta de preparación de las clases llegando a hablar cualquiera cosa (hasta de la telenovela de anoche), o profesores que dejan indiferentemente tirados en el aula a sus alumnos mientras ellos se dedican a atender sus cosas personales (los he tenido así hasta en maestría que me he pagado de mi dinero, es decir: eran mis empleados descarados).

Autoridades que nos piden dinero para no cumplir con el procedimiento legal correspondiente. Y hasta personas que meten la mano en las ofrendas del templo para retirar y no para ofrendar. Y no digamos de los sacerdotes que se vuelven millonarios a expensas de la entrega de sus fieles, en casos, adueñándose del total de las ofrendas.

Podría seguir dando multitud de ejemplos que son la génesis de nuestra cultura sociopática de corrupción. Hace unos veinte años escribí un artículo con ese título. Así que el tema ha venido creciendo más y más.

El Estado cuenta con un “cuarto poder” que es el Ministerio Público o la Fiscalía. Se supone que este órgano del Estado se creó para ser el abogado de la nación para que velara, investigara y judicializara, entre otros, a los corruptos que le han robado al pueblo. Pero, ¿qué ha sucedido? Tenemos un organismo en el que no podemos confiar porque su máximo funcionario está allí violentando la ley, con lo cual ya pierde totalmente la credibilidad. El pueblo no puede confiar en alguien que ni concursó para el cargo como debió ser y llegó allí porque las fichas del dominó político fueron cayendo hasta que la ficha apartada se mantuvo esperando que todas las demás cayeran. Todo un sucio juego político permeado de ilegitimidad.

Luego de eso, el producto del Ministerio Público que, en un país lleno de corrupción, resulta que la fiscalización que debería acometer no ha dado los resultados que hemos esperado, es así que, mantener ese organismo nos resulta una pésima inversión.

Por otro lado, desde la sociedad civil surgió el Consejo Nacional Anticorrupción (CNA). Un organismo que ha venido dando una lucha sin cuartel a la corrupción. El CNA ha presentado multitud de investigaciones de casos de corrupción. Le ha entregado al Ministerio Público la mesa servida para que este proceda a judicializar esos casos. Y no lo ha hecho. Los casos han sido engavetados para que los olvidemos. Eso, porque nuestra ley solamente autoriza al Ministerio Público para que judicialice. El CNA no puede judicializar. Es un mal negocio: le hemos dado el monopolio del miso y no han tenido éxito. La solución en mercadeo es colocar una competencia para que se dinamice el negocio.

Entonces. Si nuestro Ministerio Público es incapaz de judicializar esos casos ya investigados por el CNA, lo más lógico y económico, es que, el Congreso Nacional debería aprobar una reforma y permitir o convertir al CNA en una Fiscalía para la Corrupción. Así, el CNA investigaría y judicializaría los casos de corrupción que descubra. Que compitan el Ministerio Público y el CNA para que veamos quién mete presos a más corruptos. Ya veríamos cómo muchos corruptos saldrían a la luz y cuántos irían a prisión. Y seguramente, el Ministerio Público se vería obligado a dar frutos como los esperamos.