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El CNA no forma parte del Gobierno. Es una instancia de sociedad civil con personería jurídica, duración indefinida y patrimonio propio, dedicada a prevenir, disuadir y combatir la corrupción en Honduras.

 

Consejo Nacional Anticorrupción (CNA)
Colonia San Carlos, calle República de México
Tegucigalpa, Honduras
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CNA implementó procesos altamente tecnológicos para combatir a los corruptos en tiempos del COVID-19

 

La sofisticación de las redes delincuenciales demuestra que no existe sector que se encuentre indemne de la corrupción y, en la mayoría de los casos, pone en evidencia la relación perversa entre agentes privados y públicos

A pesar de la falta de información desde las instituciones estatales, la denuncia ciudadana y la innovación de procesos rindió frutos positivos para la investigación

Tegucigalpa, Honduras. Si investigar casos de corrupción es un reto de alto bagaje en circunstancias convencionales, hacerlo en medio de una pandemia puede representar la necesidad de sortear obstáculos adicionales.

Justo, en medio de las limitantes de movilización provocada por la pérdida de garantías constitucionales dictadas a través del Decreto Ejecutivo núm. PCM 021-2020 en justificación a la llegada del coronavirus, el Consejo Nacional Anticorrupción (CNA) mutó en los esquemas de trabajo para auditar los procesos de compras públicas durante la emergencia por COVID-19 en Honduras, por lo que implementó el uso de herramientas y estrategias apegadas a la realidad tecnológica, colocando a la institución como vanguardia.

Ese progreso científico tecnológico, permitió explorar espacios que generalmente pasan desapercibidos y que aprovechan los corruptos; resultado de ellos fue la materialización de los primeros 12 informes denominados «La corrupción en tiempos del COVID-19»donde se identificó un perjuicio al Estado que sobrepasa los 804 millones de lempiras, y que sustentan con fuertes respaldos probatorios el actuar irregular de funcionarios en relación a las compras de insumos de bioseguridad, inmobiliario para tratamiento de pacientes que sufren el nuevo coronavirus y otros tópicos que escandalizaron a la sociedad y se mantienen en impunidad.

Tras esto, existe base suficiente para fundamentar los abusos de autoridad, violación a los deberes de los funcionarios y otras figuras que deben plasmarse en futuros requerimientos fiscales, no obstante, desde el CNA se han vertido análisis donde se evidencia la falta de voluntad de los operadores de justicias.

Con estos informes, el CNA demostró que hacer investigación de corrupción es perfectamente factible, siempre y cuando se conjuguen factores como la denuncia ciudadana, investigadores comprometidos y deseo de fomentar la transparencia en la sociedad.

EL RETO DE LO DESCONOCIDO

De acuerdo a la directora ejecutiva del CNA, Gabriela Castellanos, «haber implementado la tecnología para combatir la corrupción en el país nos coloca como una organización de sociedad civil pionera, ya que con estas herramientas fortalecimos aún más los respaldos probatorios e identificamos con mayor claridad la relación entre los imputados».

Para Odir Fernández, jefe de la Unidad de Investigación, Análisis y Seguimiento de Casos (UIASC), recibir denuncias de presunta corrupción se tornó en un reto bastante grande, ya que obligó a la institución “reinventar” sus estrategias.

Considerar el material recibido, rastrear información, peticiones de información a instituciones y evaluación de lo que se tiene en mano ya es una faena que requiere sacrificios, pero demanda aun más cuando nada de lo que se examina está físicamente.

Si bien es cierto, el internet conecta a la humanidad y permite el acceso a información de manera expedita, no siempre ocurre en países como Honduras, donde las conexiones no son siempre favorables.

El uso de programas que se conjuntaron con el análisis de datos e información en poder del CNA fue uno de los primeros cambios que esta entidad experimentó, según argullo Castellanos.

Y amplió en su análisis que el uso de aplicaciones tradicionales como procesamiento de texto y elaboración de hojas de cálculo, fue complementado con tecnología de vanguardia como programas de creación de diagramas de relación de datos, rangos temporales, nombres, hechos y documentos que proporcionaron mapas y cruces de información vitales en las investigaciones.

Sin embargo, el uso de plataformas de internet como los portales de transparencia del Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP), agregaron suficiente material para develar las inconsistencias en la información que el gobierno publicaba sobre el presupuesto ejecutado.

NECESIDAD DE TRANSPARENCIA

Lo que en modalidad presencial se hacía con documentación en físico, obligó a los investigadores del CNA a practicarlo de forma digital, como la consecución de documentos oficiales, estudio de los mismos y la obtención de conclusiones sobre lo actuado por los servidores públicos.

“Aquí no solo hemos podido cumplir con los procesos investigativos, si no que hemos adquirido una experiencia que antes no teníamos con el trabajo tecnológico, y de cara al 2021 tenemos mayores competencias para continuar investigando la corrupción y auditando procesos de adquisición que se realizan en diferentes instituciones gubernamentales”, reflexionó el jefe de investigación.

La necesidad de auditar siempre estuvo ahí, pero durante la pandemia, la intención de los funcionarios públicos de actuar con opacidad fue otro de los efectos catalizadores de estos procesos investigativos de los que hasta la ciudadanía se empoderó.

BASE PARA REQUERIMIENTOS FISCALES

Un hecho a destacar es que estos informes han servido para la presentación de denuncias en contra de funcionarios y exfuncionarios, gracias al nivel de sustento documental con el que cuentan.

En consecuencia, dos documentos ya se encuentran en los archivos del Ministerio Público para coadyuvar en procesos judiciales, y así, estos cuenten con la suficiente fortaleza para no generar otro antecedente de impunidad en Honduras.

Es así, que la urgencia de presentación de más requerimientos fiscales en contra de aquellos que utilizaron de manera irregular los fondos públicos y participaron en la toma de decisiones en las adquisiciones, se mantiene vigente hasta el día de hoy.

La rendición de cuentas de manera digital debe ser un primer paso para poder lograr políticas públicas de apertura y transparencia, esto con el fin de que todos los ciudadanos puedan ver qué se hace con los dineros de sus impuestos y a dónde van a parar los mismos.

“El proceso de investigación convencional, junto con la tecnología, se convertirán en nuestros mejores aliados para hacer nuestro trabajo con efectividad, principalmente en el tema de auditoría”, recalcó Fernández.

Con los primeros 12 informes presentados por el CNA en el periodo de aislamiento son la evidencia de que la búsqueda de transparencia no tiene callejones sin salida, si no que oportunidades de mejoramiento de capacidades, evolución de procesos laborales y la adaptación a nuevas tecnologías que se volverán primordiales para el perfeccionamiento de la labor de prevenir, disuadir y combatir la corrupción.