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Falla Geológica – Carretera a Occidente

Don David detuvo el bus para que dos señoras subieran. Esperó a que se sentaran para poder arrancar. Así era él, un conductor responsable y paciente. Le gustaba respetar a los peatones y a los usuarios de las unidades de transporte. Él siempre decía que lo importante era transportar a la gente a salvo.

Aquella mañana parecía ser como las demás. Don David recogía a todos los que podía que esperaban a la orilla de la carretera. Algunos venían de caseríos o aldeas cercanos a la carretera y ocupaban llegar a la entrada de la ciudad. Aún iban por el tramo bueno de la carretera. Una vez pasaran la valla que anunciaba la falla geológica, tendría que reducir la velocidad.

Todos iban animados, se podían escuchar las conversaciones animadas, las risas de los pasajeros. Don David catalogaría aquello como la calma que precede a la tormenta. La carretera cambió, los carros disminuyeron la velocidad y él en particular comenzó a sortear los baches y espacios sin concreto.

La carretera había sido inaugurada hacía menos de un año, pero parecía que llevaba décadas en uso. Ya había partes del pavimento que faltaban y en un tramo, la calle era de tierra. La vista era deplorable y el daño que sufrían los automóviles incontables. Eso sin tener en cuenta que a veces había deslizamientos de tierra, por lo que conducir por la noche en esa carretera era sumamente peligroso.

Don David sorteó los baches y llegó a la carretera de tierra. El señor agarró con más fuerza el timón y se puso en alerta, ya que aquel tramo era el peligroso. Los pasajeros también iban alertas, ya muchos accidentes habían ocurrido ahí.

De repente, Don David notó que los demás carros subían la velocidad, a pesar de lo escarpado del terreno. Primero pensó que alguna llanta le fallaba, pero luego se fijó que más adelante en la calle la tierra se estaba moviendo. Don David sintió que un frío le recorría el cuerpo y se le descargó adrenalina por todo el cuerpo. Sintió que le subía el susto, como decían popularmente.

Pensó en muchas cosas, en su unidad, en su vida, en la vida de sus pasajeros, en su familia, en su esposa, pero debía estar alerta, él llevaba a todas esas personas. Así que aceleró, pero el terreno ya cedía. Miró hacía los retrovisores y se dio cuenta que los carros detrás de él se movían en retroceso y los de adelante iban demasiado rápido. El terreno debajo del bus comenzó a ceder rápidamente.

El conductor, desesperado, comenzó a gritarle a todos que bajaran y la gente comenzó a tirarse por dónde pudo, a través de las ventanas y la puerta. La tierra seguía cediendo. Don David esperó a que todos bajaran de la unidad, sin embargo, a él no le dio tiempo de bajar. Se había quedado atrapado en la unidad mientras la tierra lo empujaba por un barranco.

Don David se persignó mientras él y la unidad se precipitaban al vacío. Trató de agarrarse lo más fuerte que pudo mientras el bus daba vueltas y rodaba hacía abajo con la tierra. Pasaron horas antes de que a Don David lo rescatasen, sin embargo, tuvo que ser trasladado al hospital, donde fue atendido para que se recuperase. Lo único irrecuperable fue el bus y algunas pertenencias de los pasajeros.

A partir de ese día, los pobladores de la zona decían que la carretera se «chupaba» los carros. Varios deslaves ocurrían en distintos tramos de aquella carretera. Incluso el suelo se agrietaba con facilidad. Los conductores consideraban que había sido una temeridad construir una carretera con semejante falla geológica en actividad, sin embargo, no había mucho que pudieran cambiar.

Luego del accidente, Don David no pudo volver a trabajar en el rubro de transporte. Él había perdido su pierna derecha. Aquella carretera y aquel horrible deslave le habían costado el trabajo de su vida y una parte de él. No hubo nada que hacer. Ahora solo le quedaba acostumbrarse a una vida diferente, una vida que involuntariamente había cambiado gracias a un accidente de carretera.

***

En el oeste de nuestro país, en la zona de Copán, las carreteras se conectan entre sí para comunicar a todo el país. En una de estas importantes carreteras, se encuentra una falla geológica sobre la cual se construyeron metros y metros de carretera.

El cartel del Fondo Hondureño de Inversión Social (FHIS) avisa a los conductores y usuarios del transporte la precaución necesaria que deben tener al conducir por ese tramo. La carretera, que fue recientemente construida, presenta serios problemas. Unos metros después del aviso, comienza la pesadilla.

La calle se bifurca y ciertas partes de esta carretera, se observan cortes en el concreto. Pareciera que, con precisión de cirujano, la calle hubiese sido cortada y ciertas partes del concreto removidas. Los automóviles buscan vías alternas cercanas para continuar su camino. Los conductores avanzan despacio, en un intento de preservar en buen estado sus vehículos. Sin embargo, los daños a la carretera son múltiples y a medida los vehículos avanzan, estos se vuelven fatales.

En gran parte de este tramo, el concreto es inexistente. Ya no hay rastro de él. Lo que comenzó con grietas en la carpeta de concreto, transformó estos caminos en calles de tierra. Grietas y rocas son predominantes en el panorama. En otros tramos, el concreto pareciera suspendido en el aire. Todas estas fallas tienen una explicación que se apega al conocimiento de la ingeniería y construcción.

Los malos procesos constructivos son el denominador común en la mayoría de los proyectos que se yerguen como monumentos de la corrupción. Los daños a las carreteras pueden darse debido a varios factores y para tener seguridad de ello, deben correrse pruebas de verificación. Los malos procesos constructivos pueden evidenciarse desde la mala compactación de las capas de pavimento, el espesor del concreto, la inestabilidad de los suelos y la falta de estudios geotécnicos para establecer cuáles eran los límites de la falla.

Mucho hay para decir acerca de esta carretera. El daño al pavimento es evidente, sin embargo, en cuanto a la evaluación técnica que tuvo que hacerse previo a la construcción quedan claras varias situaciones. Primero, el estudio geotécnico y el trazado de la línea tipográfica si no fue erróneo, pudo hacer sido inexistente. Tampoco existen pasajuntas de transferencia de carga entre las carpas de pavimento. Es claro que una carretera no puede construirse en medio de una falla geológica. Esto representa un peligro para los conductores y cualquier persona que pase por el lugar o haga uso de la carretera.

Sumado a ello, hay ciertos muros de contención que presentan fisuras estructurales. Algunos de estos muros bordean un talud, sin embargo, debido al movimiento del terreno y el paso de aguas lluvias, exacerba el desgaste del material de construcción. Uno de los tramos de la carretera evidencia el poco cuidado de quienes tuvieron este proyecto entre manos, la calle parece sostenerse en el aire. Mientras los carros, buses, camiones y mototaxis pasan a través de ella el agua corre por la parte de agua, lavando la tierra que una vez fue su soporte. Los vehículos pasan por el tramo, ignorando el peligro que acecha en silencio.

¿Planificación? ¿Logística? ¿Gestión? ¿Calidad? Pareciera que estas palabras e ideas abandonan la cabeza de quienes realizan los proyectos de infraestructura en el país.  

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