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El CNA no forma parte del Gobierno. Es una instancia de sociedad civil con personería jurídica, duración indefinida y patrimonio propio, dedicada a prevenir, disuadir y combatir la corrupción en Honduras.

 

Consejo Nacional Anticorrupción (CNA)
Colonia San Carlos, calle República de México
Tegucigalpa, Honduras
Tels: +504 2221-1181 / 2221-130

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Palabras y más palabras por Víctor Agüero

Hay personas que se caracterizan por hablar más de la cuenta y usted los encuentra en diferentes ambientes: En los hogares, centros de trabajo, escuelas, colegios, universidades, iglesias y por supuesto en la esfera política.
Todas estas personas tienen un común denominador son expertos en prometer, un padre de familia que le asegura a su hijo o hija que le va acompañar a verle jugar fútbol y al final no va, un cónyuge que promete invitarle a cenar y no cumple, un servidor público que se compromete a entregar un trabajo a un ciudadano y no honra ese compromiso, son algunos ejemplos que se repiten todos los días.
Cuando una persona promete algo y no cumple pierde credibilidad, de ahí la importancia de honrar con nuestros actos lo que expresamos con la boca, hay individuos que son expertos en prometer esto y lo otro, venden falsas ilusiones que ni ellos se lo creen, al final con este tipo de actitud lo que se genera son relaciones salpicadas por el resentimiento y la frustración.
 
Si usted ha tenido como norma de conducta prometer y no cumplir, necesita con urgencia revertir esta situación, piense por un instante cuándo fue la última vez que le prometió a su hijo acompañarle a jugar pelota y nunca se dio, o a su cónyuge salir un fin de semana y todavía está a la espera.
Y qué decir de los políticos, de los servidores públicos, tomadores de decisión, estos individuos se vuelven hábiles y astutos para persuadir a las masas, hablan con una convicción de honradez, moralidad y transparencia que a cualquiera engañan, todos hablan de trabajar por el bien común, pensando en los intereses del país y no de grupos.
Pero en la práctica vemos todo lo contrario, con su boca expresan que están al lado del pueblo, que su interés genuino es trabajar en aras del bienestar colectivo, pero sus actos dicen todo lo contrario, las ansias de poder los hace asumir posturas inflexibles, se vuelven insensibles a las necesidades de los demás, con tal de satisfacer sus intereses mezquinos y egoístas.
El pueblo hondureño está hastiado de observar cómo la corrupción ha carcomido el aparato estatal y  el sector privado, profundizando con ello la pobreza en un país que merece un mejor porvenir.
Bien lo expresaba recientemente la abogada Gabriela Castellanos directora ejecutiva del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), quien señaló que “la sociedad hondureña está cansada de los discursos y que ningún corrupto esté pagando por sus acciones en la cárcel”.
La población hondureña exige hoy más que nunca que todo individuo que ha ocupado un cargo público y que se le ha comprobado que ha cometido un acto de corrupción, se le castigue con todo el peso de la ley y purgue en la cárcel la falta cometida, no se puede seguir postergando esta realidad, solo así los operadores de justicia van empezar a ganarse la confianza y la credibilidad que hasta el día de hoy no la han tenido.
Mientras en Honduras se siga traficando con la ley y la impunidad, va ser difícil que su población aspire a mejores condiciones de vida, producto del mal proceder de  individuos que valiéndose de un cargo público, se han dado a la tarea de robar sin ningún tipo de escrúpulo, condenando a miles de compatriotas a vivir en situaciones de calamidad y pobreza.
Más que palabras el país precisa de tomadores de decisión de una sola pieza, que su sí sea si y su no sea no, comprometidos con la verdad y por sobre todas las cosas que puedan adoptar como estilo de vida actitudes encaminadas a practicar la honestidad, la ética y la transparencia, en cada uno de sus actos.
Tomado de Diario La Tribuna – http://www.latribuna.hn/2016/02/12/palabras-y-mas-palabras/